Hace poco más de un año que no escribo nada por acá, la vida me ha tenido más ocupada de lo que quisiera, pero hoy, este espacio, aunque totalmente fuera de moda, me resulta necesario.
Escribir es para mi una de las llamas más misteriosas y fuertes, siempre he querido escribir, siempre he escrito y siempre ha sido mi sueño.
En la universidad descubrí que el hecho de amar una cosa no significa que la hagas bien, fue ahí cuando una maestra me dijo que tenía muy buenas ideas pero una redacción tan pobre que era casi imposible descubrirlas.
Como casi siempre, mi decisión fue trabajar, tomar cursos de redacción, aprender y mejorar todo lo que m fuera posible. Nunca en la universidad volví a recibir un comentario de ese tipo y pensé que había mejorado.
Después escribí algunos textos para revistas y mis problemas para escribir volvieron a salir a la luz, de nuevo tomé cursos de redacción y en uno conseguí que me leyeran en voz alta y me publicaran un texto (que ya también puse por aquí: Luis Monroy Josué, un romántico de cepa), de nuevo pensé que había mejorado.
Hace 4 años me asocié con mi hermana, una extraordinaria escritora y editora que tiene esto en sus venas y ni siquiera suda un poquito a la hora de escribir, lo suyo es natural.
Estos 4 años trabajando con ella han sido complicados, es buena y me tiene paciencia pero con frecuencia siento que la hago trabajar más, que la mala calidad de mis textos hace que ella tenga que retrabajarlos por completo, nos salvaba mi buena capacidad para investigar que conseguía que a pesar de mi mala redacción, ella tuviera menos trabajo.
Hace un par de meses tomamos un proyecto nuevo que nos implica una importante producción de textos de forma semanal y la frustración crece por minuto.
Ella me hace comentarios, recomendaciones, me resalta mis errores y lo peor es que los conozco, los veo, pero no logro corregirlos y cada que me los menciona e intento explicarle, siento que ella cree que solo es un pretexto para hacer mal las cosas.
Me frustra no poder hacer las cosas bien, no ser buena, constatar que esa misteriosa llama no es para mi, que por más que escriba, que por más que estudie, que ponga atención, es simplemente un talento que me está negado, que puedo seguir leyendo, pero que nunca voy a ser buena escribiendo.
Aún nos quedan 4 meses de este trabajo y me comprometí a terminarlo ( en eso de los compromisos sí que soy buena), pero por primera vez en mi vida, quiero dejar de escribir.
Otoño 2
Hace 5 meses.