Las diferencias.
Domingo en la plaza afuera de Santa Sofía.Las diferencias son muchas, y seguramente serán más de las que aquí voy a poner, porque de entrada solo mencionaré las que más se quedaron grabadas en mi mente, aquellas que rompieron todos mis esquemas.
El primero es sin duda la vestimenta femenina, por momentos yo esperaba que fuera algo muy radical, a causa de los medios, yo esperaba ver a todas las mujeres musulmanas vestidas con burka para todos lados y en realidad esperaba ver pocas mujeres.
Una de las pocas mujeres que me tocó ver, que vestían con burka, en el Palacio de Dolmabache.
La realidad es muy diferente, efectivamente están todas tapadas, pero muy pocas utilizan la burka (se ve más los fines de semana) y me llamó mucho la atención como estas mujeres (que efectivamente dejan al descubierto solo su cara) han encontrado una manera de introducir la moda europea a sus creencias y además de eso, ser verdaderamente coquetas y verse impresionantemente bonitas, porque a casi todas las ves de pantalón con algún vestido hasta la rodilla arriba, o bien con una gabardina, y una mascada que les cubre el cuello y el cabello. Esta moda, lejos de hacerlas ver extrañas, las hace ver coquetas, pues toda su ropa está perfectamente combinada y a la moda (desde la mascada, hasta los zapatos) y el hecho de que su cara sea lo único visible, sólo consigue que sea más llamativa y que se vea perfectamente enmarcada (la verdad yo quise comprar ropa de ese tipo, porque también usan unas faldas largas preciosas, pero nunca la encontré).
El segundo fue el llamado del muecín, aquí me pasaron muchas cosas; yo sabía que lo iba a escuchar, pero nunca creí escucharlo tan fuerte como era, las primeras veces que lo escuchas es una sensación que te sobrecoge totalmente; por otro lado, esperaba que cuando fuera el llamado a la oración, todo el mundo se detuviera y se pusiera a orar, y la verdad es que eso no pasa (de hecho en la parte europea, apenas se alcanza a escuchar el llamado), la mayoría continúa con su vida como si nada, algunos se acercan a las fuentes a lavarse y solo uno que otro ( en toda mi estancia solo vi a dos) saca su tapete y se pone a orar; lo que sí es que callan toda la música en restaurantes o cafeterías, durante la llamada.
Minarete de la Mezquita Azul, las bocinas desde las que se oye el llamado del muecín, están ahí.
Y en realidad una vez que te paras a razonar este evento, te das cuenta de que el simple hecho de la llamada del muecín es una cosa completamente distinta a lo nuestro, sobre todo porque se han encargado durante nuestra educación primaria de meternos en el disco duro la separación de la Iglesia y el Estado y la prohibición de actos religiosos en lugares públicos, entonces encontrarte con una realidad en la que los actos religiosos son cotidianos es una onda muy fuerte.
Y por último, uno de los elementos que más me gustó, es la paciencia con la que se vive, la vida se rige por otros tiempos, la vida se disfruta, la gente trabaja mucho, pero disfruta también, cuando regateas lo haces estableciendo relaciones humanas, no sólo económicas; cuando la gente te atiende bromea contigo; cuando beben té, lo beben con calma y paciencia, disfrutando cada sorbo que le dan; creo yo que son personas mucho más concientes del verdadero valor de las cosas, y por lo mismo no solo se preocupan por hacer dinero, por supuesto que lo hacen, pero lo hacen disfrutándolo, sin perder la dimensión humana de la vida, siendo amables, corteses, divertidos.Pescadores a la orilla del Bósforo en domingo, todos los puentes estaban repletos de gente pescando.
Sí, Estambul y su gente me deschavetaron por completo ¿y?
2 comentarios:
Me ha gustado mucho tu exposición. Hay mucha mala prensa sobre los musulmanes. Como en todas las sociedades, hay cosas buenas y malas, pero ante todo, son personas como nosotros. Un saludo.
Anonimo: ¿quien eres? se que es una pregunta extraña y quizás un tanto absurda,ya que elegiste el anonimato, pero me da curiosidad, y aunque la curiosidad haya matado al gato, siempre es mejor morir intentando descubrir que vivir en la ignorancia.
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