Pero tuvo dos frases que me encantaron; la primera es una oración con la que me identifiqué completamente y además me ayudó a clarificar esos temores teológicos que toda la vida he tenido. La segunda es algo que yo nunca había pensado, pero que me pareció clarísima, y es como reaccionar ante una situación hecha:
1.- "En mis rezos desearía ahora decir:
Señor, no te alejes nunca de mí, pero tampoco te acerques demasiado.
Déjame admirar las estrellas en los faldones de tu toga, mas no me muestres tu rostro.
Déjame escuchar el murmullo de los ríos que fluyen merced a Ti, el viento que Tú haces soplar entre los árboles y la risa de los niños que gracias a Ti nacen, pero Señor, Señor, no permitas que nunca oiga tu voz".
2.- "En cuanto cerró la puerta, me senté a la mesa para escribir esta página con la esperanza de que ello me ayudara a reflexionar.
Reflexionar, que palabra tan presuntuosa. Cuando caes al agua chapoteas, nadas, flotas o te hundes, no reflexionas".
1 comentario:
La segunda cita es maravillosa.
Pessoa dice algo parecido: "Si el corazón se detuviese a pensar, se pararía. Por eso la inconsciencia es el fundamento de la vida".
Publicar un comentario