Sin embargo al viajar ya no puedo dejar de fijarme en las pequeñas cosas que marcan la diferencia a la hora de viajar.
Entre los lugares que pude visitar está el Jardín Botánico, un lugar francamente bonito, un paseo muy agradable que se presta para pasar toda la mañana, nadar en el río e incluso quedarse a comer, yo no iba preparada para eso, así que mi visita fue más bien breve, pero definitivamente hubiera podido pasar más tiempo.
Desafortunadamente, como en muchas ocasiones, este lugar tenía pequeños detalles que te sacaban del paseo y te descontextualizaban: un tubo por aquí, un plástico amarrando un enredadera por allá, una manguera, detalles pues que hacen la diferencia entre un lugar extraordinario que logra alejarte de lo cotidiano y un lugar que te atrapa.
lo mismo me sucedió con el Edén un parque ecológico que recibe numerosas visitas, especialmente para la tirolesa y que es anunciado como el set donde se filmó Depredador, independientemente de eso, un lugar diseñado para recibir turistas debería tener más atención en los pequeños detalles como la pintura despostillada o una puerta de madera como compuerta del río.
A veces me pregunto que le costaría al dueño o al encargado del lugar, responder este tipo de situaciones, solucionar estos pequeños detalles que sin implicar una gran inversión económica, seguramente si serían una inversión en cuanto a la imagen que se da al visitante.
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