16.1.08

La plácida felicidad

No se a ustedes, pero al menos a mi me pasa y con frecuencia, me es muy difícil escribir en los momentos de mi vida en los que me encuentro plácidamente feliz.

Ultimamente estoy en un período de esos y escribir esto me cuesta algo de trabajo.

Cuando estoy triste o francamente deprimida, los pensamientos y las palabras s agolpan en mi mente sin ningún tipo de consideración o de prudencia, digo las cosas como mi sistema nervioso necesita decirlas sin tomar en cuenta que soy un ser medianamente racional, y que además, tengo un fuerte espíritu Apolíneo al que no le gusta hacer las cosas sin pensar, y lo mismo cuenta para hablar, cuando estoy triste no hablo mucho, pero si lo hago lo más probable es que ladre o que termine deprimiendo al que me escucha.

Lo mismo me sucede cuando estoy exultante, cuando acabo de vivir una experiencia que me ha dejado completa y absolutamente marcada (como lo de Tabasco, o Estambul), escribo y escribo por pura necesidad sin tomarme la molestia de digerir la vivencia, mi ser racional se aovilla en una esquina de mi cerebro y permite que el resto de mi ser continúe sin él de por medio.

Y sin embargo cuando estoy feliz, pero con esa felicidad profunda que no requiere motivos ni ayudas, que te viene desde el fondo, me resulta asombrosamente difícil escribir, parece que no hay motivo y mucho menos un tema, esta al menos es la primera vez que intento escribir en este estado, y no sólo eso, sino que hago de mi felicidad el tema.

¿soy acaso demasiado extraña? Por cierto, para mi, este es el mejor estado al que puedo aspirar.

1 comentario:

Mongua dijo...

A mí me viene mejor escribir cuando estoy muy bien, porque cualquier tema que toque es mucho más objetivo, y las cosas que se le ocurren a uno son más intelectuales. Ciertamente se escribe más durante la tormenta, pero creo que se escribe mejor en calma.