Lo primero que me sorprendió fue la museografía, debido a que son zonas descubiertas y abiertas recientemente los trabajos arqueológicos han intentado ser muy respetuosos con el entorno natural, lo primero que me llamó la atención fue los grandes “sacbés“ (en realidad no son tales, pues son recientes, pero cumplen la función de camino, hasta cierto punto, ritual) y cuando uno llega a la primera construcción se da cuenta de que está viendo algo totalmente diferente a lo que está acostumbrado con las “pirámides“, son construcciones mas bien bajas, mucho mas cercanas a la escala humana.
En realidad Chicanna era una zona de habitación para las clases altas, y esto, por supuesto, define en gran medida su estructura, sin embargo sus formas son más orgánicas, mucho más trabajadas, con unas tallas asombrosas, y por si eso fuera poco, una selva también muy diferente a la selva que generalmente imaginamos en México.
La primera impresión que tuve, fue el sentirme un poco como en una película de Indiana Jones, porque todo da la impresión de estar a medio camino de excavación, la museografía y el tipo de construcción y de selva te hacen creer que eres el primero en verlas y en sentirlas, en descubrirlas, y eso, es algo que pocas veces he experimentado en una zona arqueológica, más allá de estas zonas, sólo me había pasado en Yaxchilán y Bonanpak (cuando fui, todavía estaban trabajando los arqueólogos y sólo se podía llegar por avioneta, era 1993).
Creo que esta fue una de las zonas que más me gustó, quizá, en gran medida, debido a que fue la primera y me sorprendió mucho, en realidad no esperaba encontrar algo que por momentos me remitiera a Cobá, pero también a las fotos que he visto de Ankor Wat.
Pero bueno, en realidad, creo que las imágenes hablan por si solas.
2 comentarios:
Ya se me antojó volver
que bueno primooo, ese es el chisteee.Vamos vamos, a mi me supo a poco tiempo.
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