Es sin duda, el lugar más conocido de la llamada región Río Bec, en gran medida porque a diferencia del resto de las zonas arqueológicas esta conjunta ambos intereses y lo mismo atrae a amantes y observadores de la flora y fauna, que a amantes de la cultura.
Si he de confesar, fue el que menos me gustó, de todos los lugares que tuve la oportunidad de conocer, quiza, en parte se deba al acceso (que implica alrededor de 2 horas desde Chicanná), o quizá a que es el más monumental y por lo mismo, la más parecida a lo que conocemos, la menos sorprendente, y tengo que decir que la museografía respetuosa del entorno, que tanto me gustó en otro sitios, aqui me resultó un poco estorbosa, justo porque aunque sabes y percibes la monumentalidad, los árboles y la misma selva te impiden la visión del conjnto, que hubiera sido lo que más me hubiera podido llamar la atención.
Sin embargo, y en justicia, tengo que decir que es un sitio impresionante, con una vejetación hermosa, y que como plus, está todavía en descubrimiento, y por lo mismo, aún falta ver con qué nos puede llegar a sorprender este lugar.
Si van, les recomiendo que lleguen muy temprano (que recorran el camino alrededor de las 8 am), porque según dicen, es la hora a la que se pueden ver más animales y el calor, no hace tan pesado el recorrido, que de otra manera se vuelve desgastante, ya que además deben considerar que no se vende nada, ni siquiera agua.
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