3.2.08

mis incursiones en la cocina

He de confesarlo: la cocina no es mi fuerte, la verdad podría ser buena, pero no me encanta.
Por lo general soy capaz de hacer de todo, aunque tengo ciertos platillos ya estudiados, que me encanta hacer y que no por nada me quedan re bien, y cuando los preparo prefiero que mi madre desaparezca porque tenemos formas de cocinar radicalmente diferentes y siempre terminamos discutiendo.
Luego hay un par de cosas para las que soy muy buena aún cuando son platillos que en realidad no requieren de mucha ciencia y por alguna razón a mi me quedan más ricos que al resto de los mortales como las salchichas con maggi y limón.

Sin embargo mi fuerte es la repostería, por lo general soy muy buena en ese ámbito, sean pasteles, gelatinas, pays o galletas todo me queda muy rico, tanto que hay personas que creen que los pasteles de caja que hago, son con receta especial, cuando en realidad mi único mérito es ser muy buena siguiendo instrucciones.

Sin embargo hoy algo falló.
Me pasaron la receta de un pastel de zanahoria, y decidí hacerlo para el cumpleaños de mi hermana que es mañana, seguí la receta tal como me la dieron (me hicieron reflexionar hace un momento y en efecto lleva una cantidad impresionante de bicarbonato y royal) y al momento de vaciar el pastel pensé que el molde había quedado un poco más lleno de lo normal, pero no era lo suficiente como para atemorizarse, de acuerdo  a mi experiencia, si llegaba a derramarse sería muy poco y no pasaría a mayores.

Sin embargo 20 minutos después de haberlo metido al horno, comenzó a oler riquísimo y dos minutos después olía a quemado, me asomé y vi que el pastel era víctima de un caso de derramamiento masivo, algo que nunca había visto, el pastel se desbordaba por todos lados, me preocupé pero pensé que quizás dejaría de derramarse pronto, a los 40 minutos el derramamiento era peor y mi casa empezaba a llenarse de humo, ahí mi preocupación fue grave.

Abrí el horno, la masa seguía completamente cruda, así que me di a la tarea de vaciar un poco del pastel con la esperanza de que dejara de derramarse y rogándole a Dios que el pastel no se bajara demasiado.

Cuando el pastel llevaba una hora en el horno (cuando su tiempo de cocción según la receta era de 35 minutos) regresé a ver en que había acabado todo, en primer lugar apenas pude entrar a la cocina por la cantidad de humo que se había acumulado, en el molde quedaban 3 cm de pastel, y el horno era una desgracia. Ahí me di por vencida y asumí que tendría que volver a intentarlo mañana con la supervisión experta de mi madre.

Ahora escribo frustrada desde lo más profundo de mis vísceras, aceptando una derrota que nunca había tenido que enfrentar, mientras espero que el horno se enfríe para poderlo limpiar.

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