El viernes tuve la oportunidad de ir a ver La Fura dels Baus, siendo sincera, iba con terror, había escuchado muchos comentarios acerca de esta compañía catalana de teatro, y aunque muchos de ellos habían sido positivos, todos resaltaban la violencia de sus puestas en escena.
La verdad es que yo nunca he sido muy buena digiriendo la violencia, en general soy más bien cobarde y muy sensible (me salí de Gladiador y de la basofia que Mel Gibson hizo sobre Cristo, de la cual ni siquiera puedo recordar el nombre), pero escuche que Boris Godunov, era de las puestas en escena más "ligeras" de la compañía y fui.
Yo sabía que la obra se basaba en el secuestro del teatro Dubrovka de Moscú, por un grupo de chechenos en el 2002, y que hasta cierto punto emulaban esa situación, así que iba parcialmente preparada para vivir una experiencia de "rehén", pero eso sí, a sabiendas de que era una actuación.
Cuando llegué al teatro, mi corazón comenzaba a dar tumbos de forma un poco desordenada y se desordenó más, cuando me dijeron que tendría que entrar por la puerta del centro, cuando yo había comprado boletos del segundo piso, que estaba cerrado. Creo que a cualquier persona, en su sano juicio, le hubiera alegrado que le cambiaran sus boletos de segundo piso, por unos del primero, pero a mi me dio terror, para mi, era perder parte de la distancia y la seguridad que había pagado y para colmo de mi terror me asignaron un lugar en la última fila de la primera sección del metropolitan.
La obra empieza con la representación de Boris Godunov de Pushkin, cuando al poco tiempo el teatro es "tomado" por terroristas y de verdad se genera una sensación de toma, ya que los supuestos terroristas se van paseando alrededor de los espectadores durante la hora y media que dura la función, golpean los asientos, sientes su respiración cuando se paran detrás de ti, te gritan, te arrebatan en celular, en pocas palabras, consiguen su objetivo, hacerte sentir, durante ese breve espacio de tiempo, como un rehén.
Recuerdo que al comprar los boletos pensé "total, si me da mucha cosa, me salgo y se acabó", pero es imposible estando dentro, ni siquiera me atrevía a tomar agua o a pensar siquiera en moverme de mi butaca, fue una de las horas más largas y propicias para la reflexión que he tenido en mi vida.
Por supuesto, es imposible pensar que una obra de teatro es lo mismo que un secuestro real y quizá a alguien le pueda parecer que esto es vanalizar una situación gravísima, y que además en el hecho real, terminó en una tragedia en la cual murieron la mayor parte de los espectadores (y lo peor es que ni siquira fue por culpa de los terroristas), pero justamente, lo que la obra prentende es poner al espectador en un estado anímico tal, en el cual la reflexión política y social cobran un realce y una magnitud asombrosas.
Cualquiera me podría decir que, además es una situación totalmente alejada del contexto mexicano, pero yo no podía dejar de pensar que hasta cierto punto, con las desiciones políticas que se están tomando en el país, esto se vuelve una realidad que está a la vuelta de la esquina, o bien, que eso puede ser un acto perpetrado por las milicias organizadas por el narco y eso puede suceder en cualquier momento.
Para mi, esta puesta en escena fue un momento de reflexión política, que a pesar del temor y la tensión que me hizo pasar, valió la pena como pocas cosas, ya que me hizo pasar una ínfima parte del temor de cualquier rehén (experiencia que espero no tener que sentir en carne propia en ningún momento de mi vida), reflexionar sobre cómo se deciden las cosas en las cúpulas de gobierno (cuando el temor, el coraje, la vulnerabilidad y la rabia pertenecen a otras personas), e incluso generar cierta comprensión (que no justificación) por la desesperación que te lleva a tomar parte de ese tipo de actos en los que la vida toma otra proporción.
Tristemente ya terminó la temporada de Boris Godunov aquí en la Ciudad de México, pero si alguien tiene la oportunidad de verla en otro momento, no dejen de hacerlo, es una experiencia y una reflexión, que valen la pena.
Otoño 2
Hace 7 meses.
1 comentario:
Que sorpresa tu post, yo tuve la suerte de verlos en mi ciudad hace mucho con la obra "Fausto 3.0", yo en ese entonces estudiaba teatro y me creia un sabelotodo de la vida y de las circunstancias (era un simple puber rebelde y sin mucha causa). Y al ver tanta voragine de teatro de vanguardia me di cuenta que no sabia nada de la vida y todo lo que me faltaba por aprender. Recien habia leido Goethe pero no estaba a la altura de comprender algo asi. Esa obra desperto mi pasion por el teatro y la necesidad de exploracion de la mente humana.
Nunca mas volvi a verlos, la verdad ni yo se porque.
Pero queria compartir con vos lo que senti al verlos.
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