Quizá muchos de ustedes no recuerden ( no por cuestiones de edad, sino por cuestiones de locura personal, mia evidentemente) esta frase dicha por Merlín en la espada en la piedra.
Desde chiquita me gustaba mucho esa frase, me gustaba como salía volando Merlín diciendo eso en un supuesto momento de la historia en el que nadie sabía que eran las Bermudas, y me gusta aún más cuando Merlín regresa vestido al mejro estilo de turista gringo recién desempacado del Caribe.
Y por alguna razón es una frase que utilizo con frecuencia, ya sea porque no quiero estar en donde estoy y emprendo la gaciosa huída o porque simplemente me encuentro completa y llanamente feliz de ir a donde vaya.
Este es mi caso actualmente, me largo pero no a las Bermudas sino a Tabasco, más de tres me dirán que estoy loca, que como se me ocurre ir para allá con todos los problemas y enfermedades y demás, pero justamente ese es el motivo por el que me quiero ir, y por el que se me ocurre ir, bueno no a mi, sino a la gente de la parroquia en la que trabajo y que amablemente me invitó.
Y la verdad pese a todo lo difícil que se que va a ser, estoy feliz, feliz de irme, feliz de poder ayudar aunque sea un poquito no con dinero o con ropa o despensas, sino con mi trabajo y todas las miserias que implican mi ser, estoy feliz de por primera vez poder preparar la navidad como se debe, intentando hacer un pequeño pesebre para las personas que están allá y que con el feliz olvido del mexicano promedio, ya se nos olvidó que están viendoselas bien complicadas.
Se que quizás mi ayuda no sea mucha, se que soy torpe, frágil y penosa, que con frecuencia me da terror acercarme a la gente en donde sea, pero el punto es hacer el mejor esfuerzo posible y estoy feliz de tener una oportunidad para eso y por eso: me largo a Tabasco.
Otoño 2
Hace 6 meses.